Seguro vivimos para ELEGIR.

Mañana empieza el Mundial 2014 y en el del 2002 hice un cartel en mi agenda Pascualina que decía "Te amo, Pablito Aimar"

Hay que escribir y escribir y escribir y escribir y escribir y escribir y un día aparece. Florece.

Es mi forma de no sentirme sola porque me recuerdo que existo. Que vivo en un planeta tan aburrido como alocado, tan despierto como dormido, tan predecible como inciertísimo, tan cálido como frío y que estoy sujeta a todos sus ciclos y procesos, que jamás me desconecto, que siempre respiro, que dejo entrar, retengo, suelto y de nuevo inspiro, y aunque no me acuerde de eso todo el tiempo tampoco me olvido, y que en alguna parte que no tengo idea cuál es, del trabajo conjunto, las contraposiciones, la suma de días significativos y de otros (sólo a primera vista) insulsos, sale un fruto. Y ese fruto soy yo creciendo, llevándome y dejándome llevar. Viviendo y recordándome que estoy acá.
De paso. Igual de libre que de atrapada entre cada amanecer y ocaso.


15.35
lluvia
miércoles
mercurio retrógado
medio libro (laboral, a entregar mañana) por terminar
fuego interior de escribir estas cosas y no parar
sensación de estar haciendo algo bien
y algo mal.
cero nostalgia
cero ansiedad
sí algo en el pecho que intenta hablar
mente que interfiere porque... la madurez, los tiempos, las responsabilidades
dale boluda todavía no te enteraste de cómo es la vida acá
(el corrector me resalta el boluda con onditas rojas, y el onditas también)
esencia pidiendo a gritos liberarse
la vida será la de las estructuras y los logros materiales
o la de los placeres intensos, los no-límites ni formas, y la rebeldía inagotable
la de capricornio de sol
o ascendente en piscis
chica de negocios
o comunicadora en crisis
y una puja puja puja entre las dualidades
señales
postales
mentales, ilusorias y reales
qué será el talento, el brillo de un momento, un ángel volando, guiando, llenando de agua el desierto
tendrá sentido escribir
¿tendrá sentido escribir?
siempre me contesto que sí, aunque un poco dubitativa
un cuaderno con páginas lisas
forrado con un papel de tatuajes vintage
de barcos, calaveras, anclas, dados, bebidas,
chicas hawaianas, marineras y pin-ups
que intenté llenar esta tarde
con fragmentos de vida
hojas escritas, horas vividas
páginas páginas páginas
a las que les digo la verdad
porque no me gusta escribir de mentira.

Me flashea la cabeza cuando una canción llega a categoría himno, o al menos se hace muy popular y pasa a tener ese poder de, por un lado, lograr que muchas personas distintas la elijan -o se les aparezca por ahí, colada- para sus actividades cotidianas (hacer gimnasia, dormir, ordenar la habitación, ir en colectivo, trabajar) y, por otro, imantar muchas voces -y tooooooodo lo que hay detrás de esas voces- al unísono cantándola, vibrándola, sintiéndola cada vez que suena en un recital, en una fiesta, o en medio de un grupo de personas reunidas, y lo genial de todo esto es que es hay altas probabilidades de que haya nacido de un pibito que estaba tirado en su cuarto, con todo hecho un caos, agarró algún instrumentó y le salió.
o de amigos que estaban trasnochando en una alfombra.
o de una banda en el estudio de grabación apurada porque no hay mucho tiempo ni dinero y el disco debía terminarse (esta opción es la que menos única me parece, pero más meritoria si el resultado es óptimo).

por eso hay lugares sagrados. históricos. especiales. mágicos.

y por eso amo el libro de patti smith, que es la biblia del arte de amar el destino y destinar el amor al arte y el amor de hacer del arte, destino para no preguntarse sino responderse ¿cuál es el destino de quien ama el arte?

pero básicamente es la biblia del arte, del destino y el amor. y de la realidad.

cursi desde 1988.

Quiero hacer cualquier cosa menos lo que tengo que hacer: estudiar en noventa minutos, como mucho, lo que me falta aprender sobre cartas náuticas, así duermo unas tres horas y no voy tan zombie a rendir.
Todo por ser Timonel de yate a motor de la forma legítima. De todos los lugares y modalidades que había para obtener el brevete, elegí la más difícil. ¡ObViO!

Y bueno, que me cueste, pero que valga la pena y se pase rápido así se hace mañana a las 22 o 23, cuando recién termine mi día, y pueda volver a dormir como un bebé que es la única idea fija que tengo en este momento.