Varias veces escuché que el tango recién se empieza a apreciar bien después de los 40 años. Tiene sentido, con ocho lustros cumplidos la vida debe tomar otro color, no necesariamente mejor o peor, sino distinto, una mezcla de sinsabores y alegría, que en general caracteriza a ese estilo musical. No sé si alguna vez me llegará a gustar en serio o no, pero sí puedo confesar que siempre me cayó simpático. Es sincero y visceral. Sin embargo... tiene algo que no me gusta. Creo que lo que no me cierra del todo es ese leitmotiv de hombre guapo y mujer arrabalera, que estéticamente no me va. Tampoco me genera una linda sensación todo lo que gira en torno: programas radiales, voces exageradas, y abuso de lunfardo. Y menos, los covers hechos por bandas de rock. Lo que digo puede ser un tanto contradictorio, porque supongo que se necesita de esa actitud para hablar como el tango lo sabe hacer, con un dolor humorístico y melancólico a la vez. Además, si hablamos de bailes de salón, el 2x4 tiene una complejidad rítmica, de figuras masculinas y femeninas, de firuletes y de sentido de la ronda, que actúa como un tronco del que se desprenden otras ramas (estoy segura que quien sabe bailar tango, no encuentra ninguna dificultad en cualquier otro baile de a dos, sea salsa, pasodoble, rock, o lindy hop).
Pero bueno, aunque pueda enumerar virtudes y ventajas, conceptualmente hay algo que no. Lo mismo me pasa con la comedia musical. Es muy completa, dinámica, mágica.. cuenta historias directas con todos los elementos que un ser humano puede usar. El cuerpo, la voz, el movimiento, la interpretación... pero me pone nerviosa. A veces hasta me cuesta entender cómo a tantas personas les encanta escuchar bandas de sonidos de obras, porque justamente lo que más me incomoda son esas cancioncitas que me llevan por una senda confusa. Es como un efecto dulce de leche. No voy a aclarar, todos sabemos qué nos puede llegar a pasar cuando comemos dulce de leche. Por algo Perón proclamaba que todo es mejor en su medida y armoniosamente. Espero que a ningún/a narrow-minded se le ocurra creer que citar es, necesariamente, admirar.
Volviendo al tango, porque me han quedado ideas inconclusas, no hay nada como su lírica. Si bien hay muchas que las entiendo sólo por la mitad, me doy cuenta de que cada letra es un cuento entero. Produce climas muy intensos y la riqueza de la métrica y la rima debe ser insuperable. Bueno, no sé, quizás en Indochina tengan algo que le da 50 vueltas, pero hablo de lo que hasta el momento conozco. Todo está ahí: amor, paso del tiempo, naturaleza humana, lucha por sobrevivir, recuerdos, y mucho complejo de Edipo. Creo que me dí cuenta que la madre era una figura tan importante para el hombre a través del tango. Y creo que descubrí el tango a través de mi papá. (Yo también tengo algún que otro complejito, pero es another topic).
Un último comentario: No hay nada como el tango Chorra. Ni como las guitarras de Gardel. Ni como la dupla Piazzolla-Ferrer. Ni como las letras de Tarde, Siempre se vuelve a Buenos Aires, y Canzoneta.
sábado, 24 de julio de 2010
miércoles, 21 de julio de 2010
no-no
No sos punk
Ni emo
Ni flogger
Ni rapero, ni cumbiero
Ni industrial
Sos algo más
Sos una parte de cada tribu urbana
Sos una raza indeterminada por la sociedad.
Yo estoy acá
Tratando de meterte en una categoría
Sin necesidad
Sólo para mi tranquilidad mental.
Ni emo
Ni flogger
Ni rapero, ni cumbiero
Ni industrial
Sos algo más
Sos una parte de cada tribu urbana
Sos una raza indeterminada por la sociedad.
Yo estoy acá
Tratando de meterte en una categoría
Sin necesidad
Sólo para mi tranquilidad mental.
martes, 29 de junio de 2010
No será la primera ni la última vez
tengo miedo, o bronca, o bueno, noséqué, de no encontrarte más. de olvidarme de tu cara, y acordarme de que estoy condenada a haberte conocido. de que no estés en la fila de adelante para mirarme de reojo mientras hago como si no supiera quién sos ni hubiese estudiado todos tus movimientos, tu pelo desprolijo, tus ojos mucho más azules que los míos, tu ropa indefinida y perfecta, ni vieja ni nueva, tu barba suave, la mochila negra sin nada, sólo con un voucher de equipaje de mano de austrian airlines, tus manos movedizas que siguen algún compás y aplauden raro y después se van a tu cuello a hacer masajes, tus manos, tus manos, tus manos, tus manos, tu mejor amigo sentado al lado mío vestido con un KIMONO o algo similar mientras lee un libro de algún prócer en francés (y lo bien que me cae), y cómo te burlas de los movimientos toscos de la violinista que está tocando ahora, los mensajes que le mandas a una persona x desde tu celular negro y naranja, o estás con un juego? sí, estás con un juego, mejor así. y después nos perdemos, y le pido a Dios que me ayude a encontrarte, y veo que estás arriba de tu otro amigo, hablando por el celular para que el que me cae bien te vea y vaya hasta donde estás, y como sobresalís entre la gente yo también voy, y nos ponemos a bailar, y saltar, y te volves a subir a tu amigo para mover la cabeza y las manos y ahí descubro que hay algo que te sale por los poros que me produce un efecto raro y me hace sentir contenta, seguro es tu aura de color punk. el tema es que así me dan ganas de quedarme al lado tuyo y no a no-sé-cuántos kilómetros repasando todas las cosas que sé de vos y haciendo una lista de las que me gustaría saber, que son muchas más.
lunes, 14 de junio de 2010
Berlín
Me cuesta poner en palabras lo que siento al estar en esta ciudad. Puedo escribir y hacer una entrada, pero ninguna expresión me sirve para, dignamente, darle forma a lo que estoy viviendo. Es un torbellino amorfo que no se ve, no se toca, no se huele, no nada, pero surte efectos. Y cómo. Hay edificios que se me vienen tan encima que siento que me van a comer, porque tienen historia, y dolor, y caídas, y reconstrucciones. Y son imponentes. Como la vida misma. Me parece que Berlín es eso, vida misma. ¿Puede ser?
sábado, 5 de junio de 2010
Diálogo de cocina
FLORENCIA: che má, me agarré un flancito que había en la heladera, todo bien?
ADRIANA: ahhh... en realidad lo había comprado para el gato, dale un poquito a él.
dejémonos de joder.
ADRIANA: ahhh... en realidad lo había comprado para el gato, dale un poquito a él.
dejémonos de joder.
lunes, 26 de abril de 2010
El tema es así
Resulta que una vez, si no me equivoco en el '99, pasé todo el día con mis padres dando vueltas por la Ciudad (la autónoma, no esta en la que vivo yo, que a veces quiero y a veces no). En realidad, pasamos muchos días así pero este me quedó muy presente, habrá tenido algo especial. Era domingo. Y no sé qué mes acusaba el calendario pero hacía frío y era la Semana de la Dulzura. Almorzamos en el Hard Rock Café, y de ahí fuimos al Palais de Glace porque había una muestra de Diego Velázquez. La idea no sólo (aprovecho para comentar que desde diciembre este tipo de sólo va a dejar de llevar tide, seguimos) era apreciar algunas obras, sino también participar de una actividad interactiva, divertida, y también bastante pete (yo no digo pete pero ahora quise decir pete) que consistía en hacer (se me complica la definición) tu propio cuadro. Y no me refiero a dibujar o pintar -más allá de que también estaba esa opción, y de hecho me acuerdo de estar en una mesa con muchos crayones de colores, hojas blancas, y nenes desconocidos que me miraban mal o que yo creía que me miraban mal, tratando de bocetear algunas imágenes, pero no hubo caso ese día ni nunca ya que el arte figurativo y yo no nos llevamos bien en absoluto- sino a caracterizarse como los personajes de un cuadro y posar. Las Meninas. Las Meninas de Velázquez. El mismo gracias al que cuando tenía dos años y medio, o por ahí, frente al original, me valió una visita a la oficina de la Directora del Museo del Prado, por haberlo reconocido. En realidad no fue más que mérito de mi mamá, que me había mostrado un libro para que supiera qué estaba yendo a ver, grabándome así la imagen en la retina y el nombre en algún órgano auditivo. Y por esas cosas de la vida, insustanciales para todo escéptico y mágicas para algunos sensibles y/o apasionados, en el momento en que me tocó ver ese cuadro y ponerme a gritar -según cuenta la leyenda, y a dónde mi memoria no logra llegar más que por flashes- "Las meninas! Las meninas mamá!", justo pasó alguna empleada del museo, se sorprendió, le avisó a la responsable, y llegué a su oficina en plan de falsa nena prodigio que nunca fui. Me regalaron algunas cosas, además de esta anécdota que de alguna forma me obligó, entonces, a posar como una Menina (y no una de las que canta Xi Bom Bom). Entonces ese día me disfracé de la Infanta Margarita de Austria, con uno de esos vestidos que me encantan -pero de la peor calidad- y que durante años creí estar convencida de haber usado en otra vida, y se disparó el click. Me llevé la imagen -también de la peor calidad-, y al poco tiempo la mandamos a enmarcar, y colgué en mi cuarto el original y el mío. Uno al lado del otro, con un marco verde que le puso el papá de Camila, una compañera del primario.
Se hicieron cerca de las 7 de la tarde, y nos daba fiaca volver. Queríamos ver algo en el teatro pero no sabíamos qué. No conseguimos entradas para Les Luthiers - Todo porque rías, por lo que caímos en Tetanic. Qué tal eh, a los 10 años viendo a Moria en cuasi pelotas. Buena onda.
Pero bueno, lo importante de todo esto y de todo ese día, es que cuando salimos del teatro tuvimos que caminar mucho hasta el auto, y me inspiré para hacer una canción, que desde ese momento tengo dando vueltas por la cabeza y nunca olvidé. Era un rap, tiene música y hasta sé cómo sería el videoclip en caso de que existiera.
Fui a buscarte, me regalaste un chocolate
un chocolate, pero relleno de Mertiolate (puaaajj)
Coro:
En el mes de la dulzura necesito una hermosura,
la hermosura es mi casa, no me digas taza taza
y en el día en que me case, no me trates como un pase
porque a mí me gusta el fútbol pero yo no soy tu base.
Se hicieron cerca de las 7 de la tarde, y nos daba fiaca volver. Queríamos ver algo en el teatro pero no sabíamos qué. No conseguimos entradas para Les Luthiers - Todo porque rías, por lo que caímos en Tetanic. Qué tal eh, a los 10 años viendo a Moria en cuasi pelotas. Buena onda.
Pero bueno, lo importante de todo esto y de todo ese día, es que cuando salimos del teatro tuvimos que caminar mucho hasta el auto, y me inspiré para hacer una canción, que desde ese momento tengo dando vueltas por la cabeza y nunca olvidé. Era un rap, tiene música y hasta sé cómo sería el videoclip en caso de que existiera.
Fui a buscarte, me regalaste un chocolate
un chocolate, pero relleno de Mertiolate (puaaajj)
Coro:
En el mes de la dulzura necesito una hermosura,
la hermosura es mi casa, no me digas taza taza
y en el día en que me case, no me trates como un pase
porque a mí me gusta el fútbol pero yo no soy tu base.
domingo, 18 de abril de 2010
Recordar es volver a pasar por el corazón
Decía una canción de Chiquititas. No sé si la influencia de ese programa, que miré unas 2 o 3 veces por semana (cuando no tenía danza) desde 1996 al 2001 fue una mala o buena influencia en mi vida, pero todavía -a casi 9 años de su final- la sigo teniendo muy presente. Me acuerdo de escenas, personajes, canciones, videos, actores, elementos mágicos. Más que nada de actores que, de vez en cuando, se me ocurre googlear y/o facebookear. Hará un mes lo hice por última vez -ahora ahora*-, y descubrí cambios de imagen, de vida, de estilo, en algún que otro perfil público que pude espiar. También encontré gente que no tiene ninguna relación con la ¿novela? pero que por ciertas razones decidí agregar a mis "amigos" y hasta hablar, y resultó bien. Hice lo mismo con otras ¿series?.
* ese ahora ahora intentaba ser un hasta ahora, pero la ansiedad inconsciente me hizo confundir. ¿qué me tendrá tan desesperada? ahora ahora ahora ahora ya
* ese ahora ahora intentaba ser un hasta ahora, pero la ansiedad inconsciente me hizo confundir. ¿qué me tendrá tan desesperada? ahora ahora ahora ahora ya
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