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sábado, 24 de julio de 2010

Perón, dulce de leche, comedia musical, vos, tu vieja y tu papá.

Varias veces escuché que el tango recién se empieza a apreciar bien después de los 40 años. Tiene sentido, con ocho lustros cumplidos la vida debe tomar otro color, no necesariamente mejor o peor, sino distinto, una mezcla de sinsabores y alegría, que en general caracteriza a ese estilo musical. No sé si alguna vez me llegará a gustar en serio o no, pero sí puedo confesar que siempre me cayó simpático. Es sincero y visceral. Sin embargo... tiene algo que no me gusta. Creo que lo que no me cierra del todo es ese leitmotiv de hombre guapo y mujer arrabalera, que estéticamente no me va. Tampoco me genera una linda sensación todo lo que gira en torno: programas radiales, voces exageradas, y abuso de lunfardo. Y menos, los covers hechos por bandas de rock. Lo que digo puede ser un tanto contradictorio, porque supongo que se necesita de esa actitud para hablar como el tango lo sabe hacer, con un dolor humorístico y melancólico a la vez. Además, si hablamos de bailes de salón, el 2x4 tiene una complejidad rítmica, de figuras masculinas y femeninas, de firuletes y de sentido de la ronda, que actúa como un tronco del que se desprenden otras ramas (estoy segura que quien sabe bailar tango, no encuentra ninguna dificultad en cualquier otro baile de a dos, sea salsa, pasodoble, rock, o lindy hop).
Pero bueno, aunque pueda enumerar virtudes y ventajas, conceptualmente hay algo que no. Lo mismo me pasa con la comedia musical. Es muy completa, dinámica, mágica.. cuenta historias directas con todos los elementos que un ser humano puede usar. El cuerpo, la voz, el movimiento, la interpretación... pero me pone nerviosa. A veces hasta me cuesta entender cómo a tantas personas les encanta escuchar bandas de sonidos de obras, porque justamente lo que más me incomoda son esas cancioncitas que me llevan por una senda confusa. Es como un efecto dulce de leche. No voy a aclarar, todos sabemos qué nos puede llegar a pasar cuando comemos dulce de leche. Por algo Perón proclamaba que todo es mejor en su medida y armoniosamente. Espero que a ningún/a narrow-minded se le ocurra creer que citar es, necesariamente, admirar.

Volviendo al tango, porque me han quedado ideas inconclusas, no hay nada como su lírica. Si bien hay muchas que las entiendo sólo por la mitad, me doy cuenta de que cada letra es un cuento entero. Produce climas muy intensos y la riqueza de la métrica y la rima debe ser insuperable. Bueno, no sé, quizás en Indochina tengan algo que le da 50 vueltas, pero hablo de lo que hasta el momento conozco. Todo está ahí: amor, paso del tiempo, naturaleza humana, lucha por sobrevivir, recuerdos, y mucho complejo de Edipo. Creo que me dí cuenta que la madre era una figura tan importante para el hombre a través del tango. Y creo que descubrí el tango a través de mi papá. (Yo también tengo algún que otro complejito, pero es another topic).


Un último comentario: No hay nada como el tango Chorra. Ni como las guitarras de Gardel. Ni como la dupla Piazzolla-Ferrer. Ni como las letras de Tarde, Siempre se vuelve a Buenos Aires, y Canzoneta.

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