¿Dónde está?

Ja. Cuando estaba en quinto año del secundario (2006, y en realidad en mi zona del mundo era Tercero Polimodal, Humanidades) tuve que escribir algo para la clase de literatura, sobre el 24 de marzo. Redacté esto:

Dónde está

Películas, libros, poesías, programas de TV, de radio. Actos en plazas, actos en teatros, canciones, cantantes, cantantes que cantaron esas canciones, cantantes que dejaron de cantarlas y algunos otros que resistieron. Exilio. Muertes. Silencios. Madres sin hijos e hijos sin madres (ni padres). Ni abuelas. Ni historias propias, ni identidad. No importa exactamente dónde, pero está. ¿Está en un feriado? ¿Está en HIJOS? ¿Está en Estela Carlotto y otras tantas que comparten la misma búsqueda y el mismo dolor? ¿Está en los años 70 o es un presente? No importa exactamente dónde, pero está y lo sabemos. Está en el noticiero de las 7 de la tarde y en la sobremesa del domingo, en el café con los amigos y también en estas líneas que escribo como tarea escolar. Porque nos tocó vivir en este momento de la historia, y las cosas no quedaron congeladas, ni lejanas como una foto en blanco y negro. Porque nos pertenece, a los que físicamente estuvieron y a los que no. Es parte de nuestro pasado y nuestro destino como nación. Es un existir constante, una grieta imposible de juntar, inalterable a través del tiempo. Son aquellos 30.000 que al tener al menos un amigo esperándolos se convierten en 60.000, y al tener otro amigo en 90.000 y podemos seguir sumando, y somos todos. Somos todos uniéndonos de diferentes formas y por la misma razón. Pero no siempre la vida es tan matematica. A veces es un poco mas violenta y deshumanizada, de hecho así fue.Y aunque pasaron años del exterminio, todavía hay madres que no saben a donde ir a llorar. Todavía hay hijos que no saben que nos son legítimos hijos y día a dic aparecen otros que lo saben y que tienen que cambiar todos sus esquemas mentales y empezar a buscar, y a veces encontrar y adaptarse y semi-volver-a-nacer a los 20 años. Y amigos de amigos, o no, sólo gente, compatriotas, sentimientos, identificación, ideales, proyecciones. En definitiva, como dicen por ahí, lo importante es no olvidar. Ni perdonar.

Si hoy lo volviese a escribir, imagino que, en principio, ajustaría unas cuantas comas, escribiría el '7' como 'siete', Estela 'de' Carlotto, y dudaría un poco más si perdonar o no. Sentenciar que no vas a perdonar no es tan simple como simplemente sentenciarlo y listo.